En este sueño de Dios la vida fluye como el agua y se nos escapa entre los dedos. La suerte, al despertar aquel, dirá si lo que termina es solo un comienzo.
- Avaro!, dijo Unamuno y como consuelo de la muerte clamó: "por qué mi Dios me abandonaste?"
Dormir, soñar, soñar, morir acaso?
miércoles, agosto 30, 2006
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